En un momento en el que la brecha del conocimiento se vuelve mas
angosta en todo el mundo, gracias a herramientas como la internet y otras
tecnologías de la información y la comunicación, países de todo el planeta
apuestan por mejorar la calidad académica de los sistemas de educación en todos
sus niveles, respaldándoles con inversiones significativas, para un mejor
aprovechamiento del capital humano en sus propios emprendimientos de
desarrollo.
En consecuencia, el Estado Salvadoreño requiere considerar que
un indicador infalible, que mide la esperanza de desarrollo de un país, es la
inversión efectuada en su pueblo, para prepararle en su respectiva realización
académica, profesional y empresarial, así como el rescate y fortalecimiento de
valores.
EL Salvador, según el presupuesto de nación, en el rubro de
educación, invierte US$862.4 millones, un 3.4% del producto interno bruto, mientras que otros países latinoamericanos
referentes de un mayor desarrollo y calidad de vida de sus ciudadanos, como
Chile y Costa Rica, invierten respectivamente el 4.3% y 7.09% de su PIB. Cabe
mencionar según recomendaciones de la Organización de Naciones Unidas, los
países que pretenden emerger del sub desarrollo y superar la pobreza, deben
disponer en función de la educación hasta un 7% de su PIB. Para conseguirlo.
A la luz de estos datos, se puede dilucidar, que la educación en
El Salvador, lamentablemente, no tiene la calidad prioritaria que amerita, la
situación de mínimo crecimiento económico y desarrollo social que enfrentamos.
Como resultado del insuficiente interés de sucesivos gobiernos,
vivimos abriendo hoyos intentando estrechar la brecha abierta por las falencias
de nuestro sistema educativo, múltiples problemas sociales cuyas causas están
relacionadas con la educación. Basta hacer un árbol de problemas para encontrar
ésta raíz en común, en factores de riesgo social como la violencia, la
drogadicción, el desempleo y de una interminable lista de problemáticas de
nuestra realidad.
Por eso preocupa tanto a la población, que mucho del debate nacional al respecto, se limite a
Se debe plantear una
estrategia superior, para mejorar la calidad académica en el sistema
público de educación, en el que se privilegie el fortalecimiento del proceso
enseñanza-aprendizaje, abramos el mundo a nuestros niños y jóvenes mediante la
tecnología, ampliemos el acceso a la educación media y superior, para que no
sigan creciendo con las grandes desventajas que hoy enfrentan en un mundo
globalizado y un mercado laboral tan agresivo, para el que no se está
preparado.
El próximo gobernante de El Salvador, debe comprometerse y
procurar la igualdad de oportunidades para niños y jóvenes del país, superar la
crisis educativa que sufrimos, con una apuesta seria y atrevida para construir
un futuro próspero y de bienestar social, apostándole a invertir significativamente
en la educación.
El futuro Presidente de la República, debe a sumir el reto de
dar estos primeros pasos para dignificar la vida de los Salvadoreños, siendo
consciente que la inversión que destine a educación en su primer año de
gestión, será la fiel materialización de las intenciones que trae para nuestro
país.
En éste contexto de vísperas de la campaña electoral, los
ciudadanos deben exigir a todos los presidenciables, éste compromiso de
reivindicar la educación pública, elevando los niveles de calidad educativa,
bajo la premisa que la calidad no esta peleada con gestión pública.
Recordemos aquella máxima que nos dice que “La oportunidad es una diosa
altanera que no pierde el tiempo con quienes no se han preparado.”
Escrito por Ángel Cartagena. @Angel_Cartagena
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